lunes, 9 de marzo de 2009

LA SOLEDAD DE LAS TIC'S

Ahora que vivimos en el mundo de la información y la comunicación, y que abogamos por la reducción de la brecha digital, creo que estamos más sólos y más aislados de lo que lo hemos estado nunca.
En el mundo que yo recuerdo, si quería jugar con mis amigos a la comba, al rescate, o a los cromos de la palma, tenía que salir a la calle y reunirme con ellos.
En casa leíamos el periódico para enterarnos de lo que pasaba en el mundo, y mi madre y yo íbamos a la biblioteca, o a los mercadillos para leer lo último de nuestros escritores favoritos.
Escribíamos cartas a nuestros familiares, amigos y novios. Enviábamos postales cuando nos marchábamos de vacaciones, en Navidad, en San Valentín...
Quedábamos los fines de Semana para ir al cine, o al teatro.
Visitábamos a nuestros abuelos, tíos y primos.
Nos enterábamos de los cotilleos del edificio charlando por la ventana con las vecinas mientras tendíamos la ropa.
Salíamos con nuestro chico de paseo por el barrio, y nos sentábamos en el banco del parque a comer pipas.
Caminábamos todos los días en manada hacia el colegio, y volvíamos todos juntos.
Esperábamos ansiosos la llegada del verano para pasar más horas fuera e ir en tropel a la playa.
Hablábamos mucho, jugábamos mucho, nos tocábamos, nos pegábamos, organizábamos guerras entre los barrios del vecindario y construíamos nuestros fuertes con palos y cartones en los prados de detrás de casa, y éramos felices.
Ahora nuestros hijos juegan a solas con la consola, hablan con sus amigos por el skype, el msn, intercambian fotos por facebook o hi5, se mandan mensajes por el móvil, se descargan las pelis de internet, escuchan música en su ipod, chatean con sus novios y se mandan besitos por la cam, y tienen conocidos diseminados por medio mundo, mientras nosotros subastamos la tienda de campaña en ebay, pasamos el día conectados revisando nuestro correo, leemos la edición digital de nuestro periódico favorito y hacemos un par de cursos online.
Pero sinceramente creo que no somos más felices y nos sentimos muy sólos. Tengo la dirección de correo, de facebook, de muchos de mis amigos, pero echo de menos tomarme una taza de café con ellos, cenar juntos, charlar de cosas triviales, y perder el hilo de la conversación mientras les grito a los niños. Leo los pps que me envían, pero prefiero oir su voz. Veo sus fotos en hi5, pero disfrutaba más cuando nos reuníamos para ver el albúm familiar, cargado de fotos desenfocadas, con el dedo de papá delante del objetivo...
No conozco a mis vecinos, son seres que vagan por el edificio de casa al trabajo y del trabajo a casa.
Llevo a los niños al colegio en coche. Si quiero disfrutar de un paseo tengo que organizarlo.
Apenas utilizo el bolígrafo, y ya no recuerdo el olor de aquel precioso papel de carta con sus sobres a juego que utilizaba para escribir a mis amigos extranjeros.
Si se bloquea mi email, o se estropea mi ordenador personal, habré perdido la mitad de mi vida, y a pesar de que tengo el mundo al alcance de la mano, echo de menos disfrutar de todos los sentidos, y me siento sola aunque tenga a millones de personas a un sólo clic.

No hay comentarios: